Bienvenidos a estas palabras del alma. Que todos nos reencontremos en el instante de su eternidad.












TRES POETAS ACTUALES DE LA REPÚBLICA DOMINICANA


 








(Selección, introducción y notas por Alberto Martínez-Márquez)





     Dentro y fuera del ámbito de la literatura latinoamericana y  caribeña es poco lo que se conoce de la producción poética de la República Dominicana. Pedro Mir y Manuel del Cabral son prácticamente los dos únicos nombres que la crítica poética latinoamericana ha colocado en el vasto mapa de la poesía de las Américas. Sin embargo, aunque éstas son veneradísimas figuras de las letras quisqueyanas hay otras figuras de igual talante que merecen consideración, entre las que se encuentran Víctor Villegas, Aída Cartagena Portalatín, Alexis Gómez Rosa, José Mármol y Ángela Hernández. Es preciso hurgar en la historia de la poesía dominicana para encontrar allí un tesoro de incalculable valor. Partiendo de movimientos como la Poesía Sorprendida, el Vedrinismo y el Pluralismo, hasta desembocar en la Metapoesía y los poetas de los '80.

     Los talleres literarios han ejercido un papel importante en el desarrollo de las letras de ese país; pues entre los talleristas han figurado prácticamente todos los poetas conocidos actualmente: Taller Literario César Vallejo, Taller Literario Juan Sánchez Lamouth, Taller Literario Domingo Moreno Jimenes, Taller Literario Pablo Neruda, entre otros. Cabe destacar que a partir del 2000 han aparecido dos importantes muestras antológicas de la poesía dominicana actual: Juego de Imágenes: La nueva poesía dominicana de Frank Martínez (Santo Domingo y San Juan: Isla Negra Editores y Ediciones Hojarasca, 1995; reeditada en 2001) y Al filo del agua: XX años de poesía dominicana (1979-1999). Taller Literario César Vallejo de Miguel Antonio Jiménez (Santo Domingo: UASD, 2000). Especial mención merece la antología Poemas de último minuto: Poetas dominicanas contemporáneas (Santo Domingo:Ediciones Bangó, 2001), pues aunque la misma no pretende ser un catálogo exhaustivo de la última producción poética de la República Dominicana, sí recoge una selección de poesía inédita escrita por significativas figuras de las letras actuales como los ya mencionados Gómez Rosa, Mármol y Hernández, así como otras cuya producción poética es tan relevante como aquélla: Jeannette Miller, Aurora Arias, René Rodríguez Soriano, Tomás Castro, Chiqui Vicioso y Basilio Belliard, entre otras.

     Pastor de Moya, Bernardo Silfa Bor y Pedro Antonio Valdez son tres extraordinarios cultores de la palabra, cuya obra valida el derecho que tiene la poesía dominicana a reclamar un espacio en la historia literaria de las Américas. Cada uno porta una propuesta poética distinta, pero de un dinamismo creativo que les hace únicos. Lo que sigue a continuación es más bien un vistazo a la más reciente poesía. Con ello pretendo no sólo dar a conocer a autores desconocidos para muchos lectores de mis POETAS INVITADOS, sino crear una consciencia con respecto al gran caudal poético de la América Nuestra, como la llamara José Martí, de manera que los lectores inicien una búsqueda que le lleven a conocer otras voces, otras estéticas, y vayan conformando su propio mapa poético. Espero que disfruten de lo que sigue.








     PASTOR DE MOYA (La Vega, 1965). Poeta, narrador, ensayista y artista plástico. Ha publicado en poesía El humo de los espejos (1985), Alfabeto de la noche (1999). Libro artesanal éste último, en cuyo colofón reza: "Esta edición de Alfabeto de la noche se terminó de imprimir en el patio de la casa del poeta, debajo de un almendro, donde coincidimos todos en un alunizaje perfecto; embriagados de luna o de sombras, como casi siempre, hasta descender a Egro (ese lugar comatoso del placer), en otoño de 1999." Pastor de Moya es miembro fundador del Movimiento Contextual. En 2002 la editorial Isla Negra publica su colección de narraciones Buffet para caníbales. Fue  Encargado Nacional de Literatura de la Secretaría de Estado de Cultura de la República Dominicana.

EL OLVIDO ES UN RECUERDO PARA SIEMPRE

ayer llegaron mis últimas luciérnagas
al pensar
helios azules muy gastados
de los viejos en el banco
de las mocedades triangulares en el tamarindo
del parque
de los amoríos de esas chopas
cada domingo a las 6:00
de aquel campanero cargado de sonidos y recuerdos
ayer llegaron mis últimas luciérnagas
para que todo el devenir anteceda a olvidar

ESTADIO DE LA MUERTE I

hablar de que la muerte ha fundado la luz
del ostensible recurso ganado en el amor
pensar estar callado en el fascinante acto
de quebrarme entre sus aguas
esa menuda cabellera de mujer anudando el tiempo
perdido por la edad
esta cavilación de mi ser con su vaho de carne podrida
es otra inercia de babosa
y luego volver hablar de piedras y de aguas
estancadas
de lo no cambiante
del ulular de diciembre que muere entre mi sien
de la mirada terca inacontecida
y olvidada de la estatua
y sobre todo de la angustia de Dios cuando agoniza el
eco de mi canto
irremediablemente y ya cansado para siempre

LLUVIA CIRCULAR

nada permanece azul en la mirada
todo discurre
nada acontece para siempre en el espejo
todo muere en la memoria
nada permanece en el todo de la vida
si en el sueño perece una paloma
y al despertar no encuentro los despojos

ESPACIO DE LAS FORMAS

hemos vuelto a los rincones pardos
de las formas
esas verdes mañanas de los días
sedientas de los hombres
que orinan el placer
volver luego volver
porque no hay comienzo ni al final en el espacio burdo
del abismo
oasis de música en los martes lluviosos
eres tú
o un manojo en la eternidad donde perece la noche
ahora volveremos al mismo rincón
pues volver es un designio lascivo del amor

CÁRCEL

esta tarde la memoria se ha negado
a cruzar esa ventana
tarea ésta de murciélagos la de volar
y permanecer
esta tarde todo espera o desespera
soy sólo cuerpo en las cosas
bromuro azul muy verde de lo eterno
soy aquella pesadumbre que laberinto los senderos
jardín de placeres en las profundidades del alma
carcoma pura carcoma
en la palabra cárcel


INSTANTE (6)

ibas por el agua como un pez dormido
doblada caracol y madrugada
en esta noche de aplausos y arlequines
eres un paraguas cerrado
ibas por la ausencia cuadrada de los ríos
buscando los pezones para el sueño
bebiendo de la muerte entre mis manos




 












     BERNARDO SILFA BOR (Azua, 1967). Fue miembro presidente del Círculo de Estudios Literarios Azuano (CIELA) y miembro del Taller Literario Juan Sánchez  Lamouth. Junto al poeta y narrador Rannel Báez dirigió el Taller de Literatura de Azua. En la actualidad es miembro del Movimiento Internacional de Metapoesía y de la Asociación de Poetas y Escritores del Casino de Murcia. Tiene a su haber los poemarios Hacia la otra senda de la luz (1999) Y Máscara de la Imago (2005), Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro 2004. Los poemas incluidos aquí provienen del libro inédito Sentido del Presagio.

CANTOS LUDIOS

PRELUDIO

era el alba una era sin nombre
un aluvión de espacios agolpados en la lluvia
gestos de un olvido distante de un suspiro caliente
refrigerado en el norte esférico de mi taza arcilla
la era estaba vívida aquí hundida ahí en el té humeante
tú distraída y lúdica en la silla de guano lustrada de trigo
me hablas de amantes lunares en las lenguas azules y verdes
de poe genette y hernández
en tanto yo escuchaba con el oído del viento en el pan distante
con el asombro de ver a la era salir de la taza
subir tus cabellos y perderse en tu alma
el alba buscaba entonces su nombre
eran días de semanas sin colores
y mi té enfriaba la tarde dejándome sin palabras
porque tú alba habitante de los ojos
ya no estabas conmigo en la mesa morena de mi casa.

INTERLUDIO

ahora me acompaña el oráculo en la mesa caoba
cristal transparente en mi casa
en algún pasaje la voz que duele y duerme sin tono
en mi garganta solitaria
anuncia que el alba se esfuma plumífera
al canto de otro horizonte
cuáles hombros poliedros abrevian entonces su nostalgia
en la noche galáctica
cuáles orcopolitas hacen su leyenda de ave
sonrisa gris en el poema
al otro lado de los ojos cósmicos del hombre
sobre cuál tíber de llamas líquidas te haces planicie
la taza susurra en mujer imagen el alba
plutón despierta su cuerpo olor a fruta
sus senos reclama como pontífice de azufre


la taza te anuncia imagen alba mujer vestida
te habla el oráculo el orto erigido sin lengua al cielo
como olvido bostezo los dioses descendidos te hacen abismo
ahora levantas opaca al vuelo tus raíces elásticas
extiendes el vasto espejo hacia el infinito oscuro
encendiendo la esencia espacial como vapor aroma
donde duermo tu ida orbital en silencio


se abre azul alba la ventana a lo que cuento
penetra el tiempo al filo de la era ahora con nombre
mujer sudorosa de bestia de diosa fermentada
esta es tu era de agua y sexo
pero tú no me hablas no me sientes no me inventas
porque no tienes las lenguas de la tierra
al adquirir tu dimensión de diosa oculta
en las llamas de plutón hilvanadas

eres nirvana mujer de soplo sopor de alba
temblor de imagen en el barro
sin ausencia y sin rostro
perdida en las tardes
cómo te reclama a su orco vacío
a su estancia
ausencia de mujer de imagen de alba
cómo te reclamo al día de los labios
a los besos mojados en las mañanas


eras tú alba su era de hormigas rojas
de azufre hueco de negros arcones
eras tú imagen mi era de aves blancas
de agua tibia y gacela errante
ambos buscábamos presente tu ausencia
porque eras mujer imagen alba
sal y azúcar en la botella


hija plural de lot
ahora sé que eres esa era de sexo y agua
desprendida de los ojos vacíos del cosmos
ahora sé que eres la era de todas las eras en sequía
porque tu voz no me habla desde la tumba de tu lengua
sino desde tu otro cuerpo de llamas
ahora sé que eres esa era profunda ausentada
porque no tengo la taza de té en mis ojos
porque el oráculo se ha ido a vagar el olvido
porque he perdido profuso tu rastro humano.

SIN PRE Y SIN INTER EL LUDIO

era el ave el alba crisálida en la espera
era el olvido la ausencia asistiendo a la lluvia
era la fiesta frutal su rostro espuma en el recuerdo
mi grito polvo clamando sol a la vida
era vuelo la distancia aroma en el humo
y todos nos fuimos al olvido sin sabernos
el alba se hizo imagen femenina en la ausencia
humus tendido sobre la llama del mito
introduciendo cuerpos a las miradas
es el alba faros sin puertos
cuando apago las velas de los cuartos
y es la lluvia camino al olvido diluvio adolorido
porque ya no están en mis recuerdos los dioses del orco
porque ya es era el alba el ave la espera
crisálida solitaria en los ojos de la noche
porque ya no duele el dolor de tu muerte. 













 













     PEDRO ANTONIO VALDEZ (La Vega, 1968). Uno de los escritores dominicanos contemporáneos más importantes. Ya se dice que su obra ha alcanzado las cumbres de un Juan Bosch, un Pedro Mir y un Manuel del Cabral, tanto en términos de la calidad de su escritura y los reconocimientos obtenidos dentro y fuera del país, como de la proyección que su obra tiene en estos momentos más allá de las fronteras nacionales. Valdez ha transitado todos los géneros literarios. Poesía: Naturaleza muerta (2001), Premio Nacional de Poesía de la Universidad Central del Este; cuento: Papeles de Astarot (1992; reeditado en 2002 por la editorial Isla Negra), Premio Nacional de Cuentos, y La rosa y el sudario (2001); novela: Bachata del ángel caído(1998), Premio Nacional de Novela, y Carnaval de Sodoma (2002), publicada por la editorial Alfaguara; ensayo investigativo: Historia del carnaval vegano (1995); y teatro: Paradise, Premio Internacional Alberto Gutirérrez de la Solana en 1998. Asimismo se ha destacado como antólogo: Última flor de naufragio: antología de novísimos cuentistas dominicanos (1995) y Los nuevos caníbales: antología de la más reciente cuentística del Caribe Hispánico (2000; Premio del PEN Club de Puerto Rico), de la que es 
co-autor.

MUJER INTERIOR

Sentarme a la alfombra
para peinar una muñeca, coserla su ropita,
mecerla en mi regazo hasta que se duerma,
hasta que realmente se duerma.
Abrazar a mi amiga cuando estamos tristes,
sin presentir la embotada lanza de sus senos.
Llorar si el día es malo, si el arroz se quema,
lavarme por dentro con olas de sal tibia.
No es que me arrepienta de ser hombre
ni que piense juntar unos ahorros
para hacerme la operación de cambio de sexo.
Es que esta mañana me duele tanto
la mujer interior que me mataron
y cuyo cadáver me dejaron adentro.

MALDICIÓN LEZAMIANA

La imagen casi alumbra la mano y el delirio.
La lengua desvanece su reino en la sed de una palabra.
Tremula la sombra del lápiz al presentir la herida de la luz.
Todo puede renacer en esta eternidad.
Una cerveza cae al mostrador,
te cobras de un dólar con exactitud
y ves con odio correcto
cómo escapa ese cliente tirando los despojos de tu definición mejor.

CIUDAD DE NUESTRA MUERTE

Vamos a morir con los brazos puestos;
la cabeza firme, ya sin pendular;
los ojos como lámparas vacías, aunque siempre redondos;
más abajo la nariz en su loma sin aire
y cada diente con su cara de piedrecilla lunar.
Morir también hombros arriba,
presionando el abdomen contra la cintura.
Como una rosa el sexo,
con su olor a carne vieja y a futuros hijos muertos.
Las piernas íntegras,
y al fondo los pies perfumados de tierra
-raíces intranquilas que siempre arrastraron su árbol.
Vamos a morir con todo nuestro cuerpo,
o unidos al recuerdo del día en que estuvo entero.
Pero la ciudad nuestra, Señor,
¿la tendremos en la muerte?,
¿o tendremos que morir con esta ciudad
que nunca fue la nuestra?

LOS ESPERMATOZOIDES

Amo este milagro de ser tan microscópicos
y derrotar entre los hombres la estatura de un caballo.
Mirados con amplitud semejan burdos renacuajos
o cometas sin control por el cristal de la leche.
Son bestias diminutas, idólatras del cuerpo,
que se desatan si el placer les alumbra el camino.
Ven una puerta natal huyendo, huyendo, huyendo
y adivinan muerte la luz si no llegan primero.
Pero hay a los que a veces la puerta da al abismo,
a un muro solitario o a la red de los preservativos
-eso sin nombrar los úteros hechos de cajones huecos).
Yo viví esas odiseas hace ya tanto tiempo
y guardo conmigo un relámpago como recuerdo.

DESPERTAR CON OCHO AÑOS

Esta mañana he despertado minúsculo y aéreo, de ocho años.
Siempre, entre cerrar y abrir de nuevo los ojos
pasa un largísimo, microscópico misterio,
como el que puebla las raíces negras de la cama
con juguetes olorosos a camello
o nos hace amanecer con otra ropa
que algún ángel nos cambiara durante la noche.
Ahora hay a mi alrededor otro cuarto
u una mujer que no es mamá, tampoco mi hermana,
hay un niño más pequeño que yo
irremediablemente vinculado a mí como un hijo,
por la ventana asoma otra ciudad su perro con la peste.
Esta mañana he despertado de ocho años
y no sé qué hacer con tantas cosas raras
que la espiral de la noche me ha traído.

RELOJ DE ARENA

Nada útil, sino hermoso,
puede florecer en esta luz enclaustrada.
Por su corteza de agua fluyen arenas de oro,
ambas plantadas en el aire que todo lo amuralla.
Vaso de cuarzo donde arden
infinitos astros diminutos.
Quien dé la utilidad a este artefacto,
tendrá la flor podrida y seca
que deja lo hermoso cuando se ha ido.













No hay comentarios: