Por Nicolás Mateo

Mientras que Wilkipedia
interpreta este sentir del Movimiento Metapoético y define la Metapoesía
como
un término que designa aquellas
obras en las que el tema de la poesía es la propia poesía y la relación que
tiene el autor con el texto y con el público, agregando que la poesía se
justifica a sí misma.
En
mi reflexión mas aproximada, la metapoesía no es más que un pensamiento es voz
alta, una lucha interna entre el hacedor y la palabra, es el discurso que se
hilvana en el nano segundo que antecede a los sueños, y que en un espacio
intermedio entre la inconsciencia inducida
y el consciente se teje como
razón poética a partir de esa tormenta de asombros que sacude al poeta.
Que
es la metapoesía entonces, sino la definición teórica más exacta de Dios, el ser omnipotente capaz de hacerse asimismo,
de recrearse en el otro, de hacer
carne de su carne. Acaso no es
eso la metapoesía, la poesía que se hace asimismo, que existe a pesar de la
voluntad de su creador.
Es
la metapoesía, pues, un conversatorio del texto con el texto, del poeta consigo
mismo y con los fantasmas que merodean sus interioridades.
Silabario
sin Rumbo entonces trilla ese camino multiforme como reflexión temporal
surgida de la entropía de mensajes que se han verificado en el transcurrir de mi
existencia y que permanecen como
moléculas imperceptibles en el inconsciente.
Este
conjunto de poemas breves, como la vida misma, se han organizado como
átomos libres que se unen a partir de afinidades involuntarias para componer estos versos que se cantan y se
describen solo.
Desde
mis más remotas nostalgias me abro camino, procuro desentrañar el misterio que
me arroja al poema, que me conduce por esos senderos donde la palabra adquiere
valor a partir de interpretarse asimisma. El rumbo que toma Silabario Sin Rumbo
es a partir de esas veleidades que
traicionan a todo creador en la lucha
tiránica que se verifica al enfrentarse
con su más terrible verdugo: la página en blanco.
En
estos versos las cosas adquieren valor a
partir de la palabra misma. La imaginación queda absorta ante los referentes
que impone la vida actual, en donde el transeúnte se detiene sobre la calzada a ver pasar sin
asombrarse como en su mirada se agota el último halito de vida.
Es
claro, pues, que el poema soy yo mismo, y las palabras solo el vehículo donde
monto y dibujo mi existencia. Cantando
me canto, describiendo el verso me describo y
en cada rincón de mi que recreo y
reescribo en el poema están los otros
abigarrados, la duda, la prisa y el
silencio que declaman multitudes.
Advierto,
que soy el ojo del poema en el poema. Que Silabario Sin Rumbo no
interpreta, retrata, traduce esas
tempestades interiores que sacuden al
ser humano de hoy, cuyas interioridades navegan en nano segundos por el mundo a
través de Facebook y Twitter.
Sin
proponérselo, tal vez, el poeta Frank Martínez
aporta la definición mas exacta de este poemario: “Silabario sin Rumbo
es la puesta en escena del instante ultimo del evento que describe”.
Si
todo se hizo, fue porque todo se dijo, entonces como no puedo decir nada nuevo
del poema que encabeza este texto que
pongo a su consideración, me permito leer las reflexiones que hiciera el
metapoeta Orlando Alcántara sobre el poema “ Carcelero de de mi” .
Epítome Del Meta-Lenguaje, hito De La
Meta-Poesía Y Turbulencia Poiética Frente Al Espejo. (Orlando Alcántara )
Es
innegable el hecho que nos produce vértigo al leer "Carcelero De Mí"
de Nicolás Mateo que estamos frente a un hallazgo en el campo de la Poiesis
Pura, del Meta-Lenguaje y la Meta-Poesía marcando un hito indeleble que demarca
las fronteras antes y después de "Carcelero De Mí". Lo que muchos estábamos
buscando, felizmente Nicolás lo ha encontrado. El meta-poema es epítome de lo
que significa la auto-reflexión, la auto-consciencia, el Meta-Lenguaje.
Ejemplifica el ABC de la Meta-Poesía de modo evidente y certero sin ningún
asomo de desperdicios ni de facilismos escénicos. La economía de recursos fluye
de principio a fin y así le oímos iniciar el poema metalingüístico:
"Me mira el espejo
Y mi propia imagen entra por mis ojos
Me veo por dentro
Vaticino una tormenta en mi memoria
Las cavidades de mis ojos se ensanchan
El hilo de una pesadilla duerme en mi
membrana"
La
inserción del elemento onírico, que más apropiadamente es meta-onírico como
diría Jorge Piña y otros teóricos de la Meta-Poesía, es una especie de
logística empática que nos adentra a las entrañas del auto-descubrimiento
frente al espejo, el cual permanece incólume ante nuestra mirada urticante e
inquisitiva, quizás desaprensiva debido al peso enorme de sabernos Sísifo
queriendo ser el Ave Fénix que se remonta más allá de la Resurrección para
Así
ser pequeños Cristos en miniatura, desquebrajando las ataduras de ese vidrio
lleno de éter que nos mira cara a cara, frente a frente, desnudándonos del ego
en un dos por tres. Y así continúa nuestro Nicolás Mateo de modo acertadamente
óntico, nunca gnoseológico, ni si quiera axiológico, ni deóntico:
"Rebusco mi esencia, me toco
Un alfiler se imanta en la retina
Miro a otro que cavila en mis adentros
Se espantan mis ojos de mirarse
Procuro desentrañar el misterio de mis
sueños"
De
nuevo el leit motiv meta-onírico da la pincelada audaz en la voracidad de quien
quiere auto-conocerse como si fuera acaso un Sócrates cualquiera, nunca un
Diógenes cínico, mucho menos un Mahatma Gandhi ecléctico. Aquí hay una simbiosis
entre el espejo y el sueño, dos elementos auténticamente meta-poéticos, dos
marcas de fábrica de la Meta-Poesía, y Nicolás produce la feliz y genial
amalgama de un modo espeluznante. Nos preguntamos: ¿De dónde vino a surgir esta
obra maestra? ¿Cómo fluyó el lápiz sobre el papel en la mascota de Nicolás
Mateo? De una cosa estamos seguros. Este meta-poema es de escritura instantánea,
de un sopetón, de un desesperado desgarrón del corazón, de un jironazo al alma
en vilo al borde del abismo vertiginoso de ser un pequeño dios a lo Huidobro
como diría Darío Tejeda, o quizás un clon como posiblemente lo avizora Livia
Díaz rememorando su propia ponencia exitosa que también marcó un hito en el devenir
de la Meta-Poesía desentrañando el Meta-Lenguaje en lo Meta-Oníricoy sus
elementos básicos: auto-reflexión,
auto-conocimiento, auto-consciencia. Veamos cómo sigue el meta-poema:
"Me vuelvo a descubrir en el candil
Que se hace lluvia de tanto mirarse
Otra es la fortuna y la desidia
Me espanto de saberme dentro
Y un estornudo estremece todo"
El
candil se transmuta en lluvia y parece que el fuego se hace agua. Este poder ideático
que va más allá de cualquier imaginario gratuito hace de Nicolás Mateo un
meta-poeta arquetípico, magistral y genial. De eso no cabe duda. Podríamos
escribor todo un libro sobre este meta-poema y aún así no sería exhaustivo.
Prosigamos en el periplo nicolaseano:
"En la oscuridad no encuentro la
salida
Se rompe el espejo
Me convierto en carcelero de mí
Estas
son palabras mayores. Este es el final. Un final revelador. Un rompimiento y un
esguince al lector que se ve retratado en cada línea, en cada verso. Ya sin espejo
se hace trizas su otro yo. La alteridad se desvanece y el meta-poeta deviene en
carcelero de sí mismo. Obra maestra de la Meta-Poesía. Nicolás Mateo:
Arquetípico por lo original; magistral por lo instructivo; y genial por lo
inefable de un estro que estalla en infinitas astillas del espejo para
encontrarse solo, carcelero de sí, y como diría Daniel Martich, "Aprisionado
de mí", y como ya dijo un servidor, "Verdugo de mí", produciéndose
la meta-ósmosis, la estela de luz radiante y lo polivalente de un meta-poema
que generaciones futuras no podrán desentrañar. A continuación leed el
meta-poema completo de nuevo, por favor, y para el bien de nuestras
almas.
Amén.